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El efecto dominó en el Sahel: golpe de estado en Níger
Los cambios políticos en el Sahel, incluidos siete golpes de Estado en la región en los últimos tres años y la expulsión de militares franceses de Malí y Burkina Faso en 2022 y 2023, ponen en entredicho la influencia de Francia y, por extensión, la de las potencias occidentales.
Níger es un aliado de Francia y de la Unión Europea (UE), situado en una región asolada por la violencia islámica. Francia tiene unos 1.500 soldados en el país dedicados a la lucha antiterrorista. Níger es también un país estratégicamente importante para las grandes potencias porque es el principal proveedor de uranio de la UE, una materia prima en abundancia en Níger, que posee el 5% de los yacimientos mundiales. Y por esta misma razón está en el centro de las tensiones geopolíticas.
El conflicto político
El pasado 26 de julio, un grupo de la Guardia Presidencial nigeriana llamado el Consejo Nacional de Salvaguardia de la Patria (Conseil National pour la Sauvegarde de la Patrie, CNSP), dirigido por el general Abdourahmane Tchiani, orquestó un golpe de estado y depuso al presidente electo Mohamed Bazoum. Tchiani, se proclamó presidente tras suspender la constitución, las instituciones del gobierno y cerrar todas las fronteras. La guardia presidencial mantiene retenido al presidente y a su familia.
El golpe de estado ha sometido el país y la región del África Occidental a una crisis, que se suma a las tensiones provocadas por los anteriores golpes de estado y el cambio de proveedor de seguridad a los mercenarios del Grupo Wagner, empresa privada militar financiada por Rusia. La respuesta pública se ha dividido entre quienes apoyan al Presidente Bazoum y quienes apoyan a la junta militar, alegando su limitada capacidad para responder a la inseguridad crónica en las fronteras del país. El conflicto combina elementos históricos, como el colonialismo, económicos y políticos, con una fuerte dimensión geopolítica. Durante las manifestaciones organizadas por la junta militar se exhibieron banderas rusas.
Aunque esto pueda molestar a la UE y a Francia, hay que entender que los nigerinos rechacen la influencia francesa sobre ellos, por historia y por la resolución de la cuestión (neo-)colonial aún presente, aún exacerbada por las campañas de comunicación antifrancesas de diferentes actores, locales e internacionales. Por eso apoyan a la junta militar. La democracia es ahora menos importante para ellos que la necesidad de luchar contra un gobierno que, en su opinión, ha actuado en connivencia con el gobierno francés y no obra en su interés. Aunque técnicamente los golpes de estado no son algo democrático, las celebraciones muestran los deseos de un gran grupo de nigerinos, ya que lo ven como la única alternativa a las carencias estructurales mientras que ven que el país que explota sus recursos y les ofrece más “ayuda” es también uno en el que se vive bien. La democracia representa un gobierno respaldado por Francia, mientras que la alternativa parece autóctona, aunque con hombres en uniforme militar.
El debate crítico subyacente
La comunicación que se hace, desde las elites urbanas africanas y el intelectualismo crítico en Europa es de un proceso de revolución anticolonial. Los sahelianos, cansados de 10 años de intervención francesa donde solo ha escalado la violencia y se ha esparcido el terrorismo a lo largo y ancho de la región, apuntan a la françafrique.
La françafrique es definida como un régimen de relaciones internacionales complejas de dependencia mútua entre África y Europa. En que se capitalizan dos rentas: las materias primas – por las potencias occidentales — y la Ayuda Oficial al Desarrollo – por los mandatarios africanos. Se trata de un término postcolonial, acuñado por Félix Hophoüet-Boigny, co-fundador de la V República Francesa, exministro francés y fundador de la Primera República de Costa de Marfil que refería a la estrecha relación con Francia. Aunque en 1992 François Xavier Verschave lo redefinió explicando un sistema de corrupción y de tráfico de influencias.
Este se basa en tres pilares principales: el pilar económico, comercial y financiero (relaciones comerciales asimétricas, el veto francés en el franco CFA, prioridad comercial,…); el pilar militar (externalización de la seguridad, cuarteles militares franceses alrededor de sus excolonias,…); y el pilar cultural (la francophonie, el modelo educativo francés, los medios de comunicación franceses,…). El único pilar erradicado es el pilar legal, de denominación de territorio de ultramar, aunque en la práctica el modelo está más cerca del modelo colonial, que de un modelo independiente.
En los últimos años ha incrementado el sentimiento antifrancés y un movimiento social y político que demanda la salida de empresas y militares franceses. En parte, esto se puede dar por la entrada de otras potencias derivado de la tendencia hacia un orden geopolítico policéntrico y multipolar.
¿Qué puede pasar?
La CEDEAO, la Unión Africana y la comunidad internacional incluida la Unión Europea y Estados Unidos, han condenado el golpe de estado. Sin embargo, han demostrado poco poder de coerción tras el desafío de los líderes militares a las demandas internacionales de restituir al presidente derrocado. También se ha estado debatiendo la intervención militar como uno de los potenciales caminos.
El 30 de Julio, durante la cumbre extraordinaria en Abuja, Nigeria, la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO), constituida por 15 países, emitió un ultimátum de siete días diciendo que iniciaría una acción militar si la junta no restablece en el poder el legítimo presidente, Mohamed Bazoum. Pero la junta cerró el aeropuerto para evitar una intervención de la CEDEAO. La capacidad de coerción de la CEDEAO es limitada, aún que es la comunidad económica con más instrumentos y recursos para resolver un conflicto en la región. El bloque está dividido, los vecinos de Níger gobernados por juntas militares – Mali, y Burkina Faso – han declarado que una intervención militar es equivalente a una declaración de guerra y que en caso de que ocurra, ellos defenderán Níger. La junta militar de Guinea también emitió un comunicado respaldando a la junta de Níger, mientras Nigeria alertó sobre las implicaciones de una intervención en Níger y las consecuencias para la estabilidad de la CEDEAO.
La CEDEAO (que incluye a Nigeria y Benín) también ha cerrado sus fronteras con Níger tras suspender el suministro de electricidad a este país. La reciente postura de la CEDEAO se debe en gran medida al liderazgo de su nuevo Presidente, que también lo es de Nigeria, Ahmed Bola Tinubu. En su discurso inaugural de hace tres semanas, el Presidente Tinubu definió su presidencia de la CEDEAO como una en la que no se permitirían los golpes de Estado. Esto llevó a Nigeria a adoptar una postura firme contra el golpe en Níger y a liderar el bloque de la CEDEAO en la redacción del ultimátum a Níger. En comparación con años anteriores, esta postura es única, ya que el bloque sólo ha condenado los golpes que se han producido desde 2020 sin implicarse militarmente. Se sospecha que los líderes militares y presidenciales de Nigeria han creado la confianza necesaria para que la CEDEAO adopte la postura que ha adoptado.
En las últimas horas se ha comunicado que el CNSP, la junta militar interina de Níger, pretende juzgar a Mohamed Bazoum por “poner en peligro la seguridad interna y externa del país” a través de los intercambios entre nacionales, jefes de Estado extranjeros y responsables de organizaciones internacionales.
El domingo, la CEDEAO también postpuso de manera indefinida una reunión para definir los detalles operativos de la fuerza de reserva, alegando problemas logísticos debidos al tráfico aéreo. Se baraja la posibilidad de que se deba a tensiones internas.
La organización internacional Human Rights Watch ha declarado que los líderes militares tienen que respetar los derechos humanos fundamentales y liberar a los detenidos, buscando una solución política para que restituya la democracia y el gobierno civil.
Las implicaciones humanitarias son considerables puesto que las sanciones afectan directamente a la población y una acción diplomática para des-escalar la tensión es necesaria. Según ReliefWeb, unas 4.3 millones de personas (el 17% de la población) necesitan ayuda humanitaria. Cualquier paso diplomático tiene que incluir el apoyo a Níger en materia de gestión de sus recursos naturales, para que ellos sean distribuidos de manera equitativa y puedan beneficiar a la nación y sus ciudadanos.
Francia y la Unión Europea suspendieron su apoyo económico y humanitario. La Unión Europea está pendiente de decidir una respuesta coordinada durante la cumbre informal de Toledo del 31 de agosto. El conflicto sigue abierto.
*Este análisis ha sido desarrollado a petición de la Asamblea Permanente de Puerta de África y tras un debate abierto entre jóvenes de España y Estados miembros de la CEDEAO.